La soledad silenciosa: el vacío que nadie ve


La soledad silenciosa que nadie ve (y el regreso que empieza en lo alto)

Hay una soledad que no se cura con compañía. Una que no tiene explicación, pero se siente en el pecho como un peso suave y constante.

Tienes personas a tu alrededor. Una pareja. Hijos. Amigos. Conversaciones. Risas incluso. Y sin embargo, algo dentro de ti se siente solo. Como si faltara algo esencial. Como si todo estuviera bien afuera… pero no adentro.

No es depresión. No es drama. Es una ausencia que no sabes nombrar.


Nadie parece notarlo

Porque te ves funcional. Porque estás presente. Porque «no tienes motivos para sentirte mal». Pero hay un espacio dentro de ti que sigue esperando ser visto. Acompañado. Comprendido.

Y a veces duele más no poder explicarlo, que la soledad misma.


Lo has intentado todo

Hablas. Te distraes. Trabajas. Te convences de que esto pasará. Pero la sensación regresa, como una marea lenta. Como un susurro que dice: «No es suficiente».

Y no sabes por qué. Y no sabes qué más hacer.


Una verdad que no puedo callar

En mis momentos más oscuros, cuando ya no sabía a quién acudir ni qué decir, elevé una oración. No rezé de forma perfecta. No tenía palabras hermosas. Solo una necesidad de ser escuchado. De ser abrazado desde adentro.

Y aunque no vi nada, sentí una Presencia. Un silencio que no estaba vacío. Una compañía que no buscaba explicaciones. Solo estaba ahí.

Tal vez fue Dios. Tal vez fue mi alma. Tal vez ambas. Pero desde entonces, supe algo que ya no quiero negar:

Solo lo invisible puede llenar el vacío invisible.

Y en mi caso, esa Presencia me encontró cuando ya no sabía dónde buscar.


Si te pasa a ti…

No te fuerces a entenderlo. No te juzgues por sentirlo. No lo calles por miedo a parecer «ingrato».

Tú sabes lo que sientes. Y eso basta.

Si puedes hoy, haz silencio por dentro. Eleva una oración simple. No hace falta que creas en todo, solo que digas: «Estoy aquí… y necesito no estar solo.»

A veces, eso basta para que algo cambie.


Conclusión

No siempre necesitamos respuestas. A veces, solo necesitamos ser encontrados.

Si quieres empezar a reconectar contigo, con lo esencial, con ese centro olvidado:


📌 Descarga gratis el mini desafío: 5 días, 3 minutos al día para volver a ti →


Que la verdad que vive en ti te haga libre.

Deja un comentario